Muchas veces se nos ha planteado que el nacionalismo es solamente una reacción, pero que en el fondo no existe en ella ningún contenido, ni una idea propia con referencia a lo que haríamos estando en el poder. Que somos solo reacción contra un estado de cosas pero que no hay ideas concretas sobre que estado de cosas querríamos instaurar. Una negación que claudica al tratar de producir una afirmación. En lo que hace a la concepción del poder propio y la idea de proyectar ese poder hacia fuera, carecemos de concepciones concretas. Eso se dice. En la práctica la idea de poder propio significa tener en crecimiento una masa crítica de gente sobre la que influyamos y que siga nuestras ideas con la esperanza de llegar en algún momento a tomar el poder para ponerlas en función desde el Estado. También en crear la idea en los que son ajenos, de la posibilidad de que en algún momento seamos poder. Es también, por que no, el crear el temor en el régimen a dicha posibilidad. Así visto, construir el poder propio está en directa relación con la capacidad de atraer a diferentes grupos sociales convenciedolos al mismo tiempo para integrar esa tarea común que nosotros desde aquí llamamos Recuperar la Patria. Lo agonal de la política se da explicando y difundiendo que es lo que haríamos en la etapa arquitectónica. Primeramente la construcción de una estructura que nos contenga y embrión al mismo tiempo de un sistema opuesto a éste, el de la globalidad sin fronteras, síntesis finisecular de los dos flagelos que azotaran a la humanidad, el capitalismo y el marxismo.
Enemigos de ayer y de hoy
A decir verdad esas dos ideologías siempre fueron enemigas del nacionalismo en cuanto que ambas son dos gradaciones de las concepciones filosóficas de la denominada modernidad. Lo que ocurre es que estas concepciones del mundo, fueron las vencedoras en la Segunda Guerra Mundial, que determinara el fin de los sistemas y gobiernos nacionalistas. Cuando llegó la hora del enfrentamiento entre estas dos concepciones modernas, el nacionalismo hizo hincapié en el combate contra el marxismo, por que vio en ella mayor radicalidad. Pero jamas dejo de lado la idea de que el liberalismo en definitiva, por ser la ideología base de esa modernidad era el génesis de todos los males y el origen del marxismo. Hoy esto se presenta patente en una síntesis el Nuevo Orden Internacional. Nuevo ordenamiento polifacético, cuya cabeza es el Imperialismo Internacional del Dinero, dueño y señor del país más poderoso de la tierra y de sus potencias aliadas: EEUU, Europa Occidental e Israel. Este orden reúne: liberalismo económico basado en la usura y el dinero, izquierdismo cultural (progresismo) y democracia de masas a escala planetaria. Es el sistema que se nos ha impuesto. Para la Nación un enemigo mortal a combatir.
Armas para la lucha
Surge de la realidad lo desigual del combate y de allí la posición de muchos que afirman que nada se puede hacer. Esa posición derrotista no cuenta con tres cosas: en el plano sobrenatural la intervención de la Providencia y en el natural la existencia de resquicios que el mismo sistema de dominación da por la imposibilidad material de controlarlo todo y más allá de esto la voluntad de aquellos que se apliquen a combatirlo. Esas tres son nuestras principales armas para la lucha. Pero seremos más concretos en referencia a esto. Hace falta un elemento que sirva para ese combate que esta pendiente. Ese elemento es la organización, el grupo o movimiento que encarne nuestra idea. Lograr un grupo humano fundacional con absoluta coherencia entre lo que se dice y lo que se hace y una férrea convicción, para luego proyectarse hacia el exterior, al combate que hoy más que nunca es un combate por la mente y el alma de los argentinos.
Encarnar otra concepción
Mientras el enemigo trata de profundizar la dominación mediante la usura y una economía basada en el dinero, con el hombre a su servicio; nosotros pondremos énfasis en una economía basada en la producción y creación de riquezas al servicio del hombre, teniendo al dinero en el lugar que le corresponde como elemento útil para el intercambio de bienes y servicios y como elemento para aumentar la producción de los mismos y no como una mercancía escasa con precios inflados según las necesidades de las usinas financieras mundiales. Contra la economía de la usura, la especulación financiera y la concentración de riquezas en pocas manos oponer una basada en la producción y su redistribución equitativa, con la máxima difusión posible de la propiedad privada. Contra la república de la pauperización y la explotación económica y la exclusión, la de la equidad y la justicia y la inclusión. Una REPUBLICA SOCIAL. El progresismo representa en la cultura, entre otras cosas, un triple desarraigo, necesario para la lograr el hombre globalizado, masificado. Es el desarraigo de la religión. La ruptura con Dios. El hombre se torna un ser sin trascendencia. Representa una ruptura con la tierra y la heredad con la identidad y la Patria. El hombre individual se torna un ser por y para el poder mundializado. Finalmente el desarraigo se extiende a la familia a la que intoxica con pansexualismo, ruptura de la autoridad y dialéctica de enfrentamiento entre padres e hijos, la consume en el individualismo. Desarraigado el hombre se torna fácil instrumento sea de la explotación económica o de la idiotización mediatica instrumentada para su dominación por el poder mundial. A esta concepción debemos oponer los valores tradicionales y la restauración de los principios religiosos y patrióticos que hacen a nuestra identidad. Contra la republica del desarraigo opondremos la REPUBLICA PATRIOTICA. Finalmente la cuestión que plantea la denominada “democracia de masas”, una de las grandes estafas que se inventara en estos últimos años. Un sistema de elección de los gobernantes a pedir de boca para la globalidad, donde un individuo vale un voto y donde los candidatos son salidos de partidos políticos ocupados en forma permanente por bandas de delincuentes y vividores que son elegidos a dedo por el capanga de turno para integrar listas kilométricas de personajes a los que nadie conoce ni sabe de sus capacidades o incapacidades. Donde elegir a un gobernante es una suerte de lotería, donde reina el sufragio inorgánico y donde se le plantean al elector preguntas que por sus conocimientos jamas podría contestar. Contra esa república del número y el anonimato, donde se elige lo que no se conoce, planteamos la inmediatez entre elector y elegido, reivindicamos la representación corporativa, tanto de base municipal como de base gremial que converja en la cúspide en un gobierno nacional fuerte y a su vez representativo de las expresiones sociales de la Nación, de la diversidad que conlleva ello. Contra la república del caos, de la masa y de la globalidad oponemos la comunidad organizada, la REPUBLICA ORGANICA.
Un nuevo Estado
Bosquejado el tipo de Estado que queremos diciendo que ese nuevo Estado será el instrumento de la Nación, la expresión de esa unidad de destino que es la Patria, digamos que ese Estado estará como instrumento, a favor de la Nación no como el actual que esta en contra radicalmente. Una de las preguntas que al nacionalismo le han hecho, formulado insistentemente, es la referente al acceso al poder. De que nos valeremos para llegar a la construcción de ese Estado y de esa república. Como lograremos tener el dominio del poder político. Fuera del sistema y de su legalidad no estaría más que la toma del poder por la fuerza, se nos suele decir. La cuestión no es ni tan drástica ni tan simple como eso. Primero veamos el “con que”, luego veremos el “como”. Si bien no desechamos ninguna estrategia para acceder al poder, existen formas que están mas cerca de nuestra manera de ver la política que otras y en esa convicción y con esa orientación se deberá construir el instrumento mas apropiado para dicho acceso. Hoy, cuando la democracia universal cubre casi todo el planeta, para el hombre común moldeado por los medios de comunicación del sistema, es una herejía pensar la política y el poder que no sea mediante una concepción partidocrática, donde el universo de la misma sea un reflejo del sistema económico y filosófico liberal. Un mercado de las ideologías. Al mismo tiempo crear un partido político del régimen equivale, según esta misma inclinación a abrir una suerte de fondo de comercio que recibirá mas prebendas dentro de las transacciones que se desarrollan en dicho mercado, de acuerdo a la aceptación que tenga entre la masa de consumidores. Los que se avienen a embarcarse en una estructura de esta naturaleza saben que deberán dar (materialmente hablando), para poder recibir (apoyo, votos, financiación). Todo se desenvuelve en un entorno de rédito económico y clientelismo de la peor especie, que explota las necesidades de una amplia franja de personas que este mismo sistema de despojo, - cuya expresión política es justamente la democracia de masas- ha arrojado a los márgenes y a la miseria permanente. Esa es la actual esencia de la partidocracia regiminosa.
Resistencia – Secar la legalidad burguesa
Mao Zedong el líder comunista chino al referirse a las guerrillas decía que debían moverse entre la población como el pez en el agua. En realidad lo que decía este tirano es válido para cualquier expresión política. Sin un substrato social mínimo que la contenga y apoye ésta deja de ser una expresión colectiva. Podrá ser un cenáculo o una secta, pero si su finalidad es trascender de lo meramente teórico o testimonial, si su finalidad es cambiar la agobiante realidad, deberá contar con apoyo de la gente. En la actualidad el apoyo de la gente a este sistema y más después de lo ocurrido en el 2001 es condicional y francamente acotado. Pero aún no ven claro algo que pueda ser una opción de reemplazo. Las heridas dejadas por 25 años ininterrumpidos de vigencia del régimen han provocado un escepticismo extremo y pánico a perder lo poco que se ha podido conservar. La desmovilización hoy es más que evidente, el conformismo también. La prueba esta en que aquellos que pedían que se fueran todos, se conforman y resignan con que gobiernen todos los que se tenían que ir. No obstante eso, queda demostrado en cada acto electoral la indiferencia y la repulsa de no pocos argentinos a dejarse manipular por este estado de cosas. En la última compulsa casi el 40 por ciento del padrón no concurrió a las urnas. Allí esta el primer bolsón de resistencia pasiva a la legalidad burguesa. Contra los políticos que dicen que nadie puede ser prescindente, están los que afirman que si se puede serlo y obran, consciente o inconscientemente, en consecuencia por diferentes motivos. Es la realidad horizontal de la política, donde los aparatos de la partidocracia no han podido penetrar. Muchos son integrantes de los sectores mas castigados por la pobreza. Trabajar sobre esos sectores será fundamental en adelante si se quiere armarlos moralmente para que la resistencia oscura y confusa que realizan tenga una dirección determinada y correctamente orientada a oradar la de representatividad forzada y falsa que exhiben los aparatos partidocráticos del sistema. Sacarles paulatinamente el agua donde nadan los negociantes de la política.
Embarrarse los zapatos
Desde hace años y en lo referente a la idea de ser poder, el nacionalismo se ha dividido en dos vertientes: aquellos que han tratado de influir políticamente en o dentro los sucesivos gobiernos de fuerza que se dieran desde el año 30 en adelante o los que vieran al peronismo como una variante argentinizada de los nacionalismos europeos de preguerra. Ambas maneras de hacer política y de influir o construir poder propio han fracasado siempre y caducado definitivamente por ser salidas falsas de por si, y hoy por imperio de la realidad. Ambas vertientes han ocasionado un efecto desbastador dentro de nuestras filas y producido una perdida de tiempo y una dispersión como nunca se ha visto. Ambas formas tenían y en algunos casos individuales desgraciadamente todavía tienen, una idea distorsionada de lo que eran y son las FFAA y de lo que era y es el peronismo. De manera tal que caducadas esas dos formas, que dicho sea de paso, hubiese sido preferible que ni existieran, los nacionalistas nos veremos obligados a pescar en el enorme mar que tenemos adelante. Para eso habrá que caminar e hilvanar voluntades. Habrá que adaptar muchas cosas y tendremos que embarrarnos los zapatos, ser abiertos y reconocer la identidad con nuestras ideas que se presentan en las ideas de la gente muchas veces de forma diversa y en muchos casos en su sensibilidad, en sus sentimientos. Será solo el principio. Luego que sentemos bases la cosa se dará mas fácil. No olvidemos que en Argentina el nacionalismo primero es un sentimiento, deberemos ayudar a que ese sentimiento pase al intelecto, se convierta en idea y de la idea pase a la acción.
Cantidad y calidad
Algunos se preguntarán como haremos para conseguir ese concurso de voluntades necesario para, que una vez que tengamos organizada mínimamente una estructura fundamental y fundacional, hacerla crecer en adhesiones con la finalidad de lograr inserción en la sociedad que haga importante al movimiento, no solo desde una perspectiva meramente intelectual, sino también desde un costado político. Mucho se ha menospreciado dentro de nuestras filas la cuestión del número, bien que ese menosprecio se dio en oposición entre la calidad y la excelencia. Pero no escapa a una observación más minuciosa, el hecho de que muchas veces se pensaba al nacionalismo como una cuestión de cenáculo, una cuestión que no podía trascender masivamente por que se creía que el común de la gente no lo comprendería. Un nacionalismo así carecía de dimensión social. Tampoco se pensaba en el mismo como un movimiento político masivo. No se planteaba que pudiera prender en “las masas” de forma tal que pudiéramos en definitiva y por ese medio llegar al poder. Se especulaba que no seria necesario esto por las mismas razones que hemos analizado en el apartado anterior.
Lo perimido
Se descontaba, en un caso, el uso de la fuerza para la toma del poder, entonces la inclinación era imbuir de la doctrina necesaria a aquellos que usarían de la misma para la edificación de un nuevo orden. En teoría de allí saldría el jefe, el hombre providencial. La opción eran los militares o mejor dicho una versión distorsionada de los militares. Los militares argentinos no fueron ni son nacionalistas. Desde Caseros, fueron liberales y hoy desaparecen tambien liberales, partidarios de un occidentalismo cristiano inventado por los norteamericanos. En definiva, los únicos que hacían negocio político, con esta modalidad eran los gorilas liberales y masones. Usaban de los nacionalistas (algunos se dejaban usar otros solo eran conservadores) Finalmente los militares terminaban reivindicando la constitución de 1853 y colocando en el manejos de la economía a funcionarios de la finanzas internacionales que se dedicaban a endeudar al país y hacer negocios. No eran más que una continuación del régimen por otros medios, le pasaban el plumero para que después se volviera a la “normalidad institucional”. La otra versión era la que se inclinaba a colaborar con el populismo. Allí no era necesario esperar al hombre providencial por que ya existía o había existido y su sola pancarta atraía multitudes; pero ocurría que el nacionalismo tampoco quedaba allí, a pesar de la liturgia y algunas modalidades exteriores y ciertas nociones de organización social teóricas correctas, el peronismo acabó siendo un elemento integrante de la partidocracia. Lo demostraría definitivamente a partir de la década de los 80 donde se convirtió en socialdemócrata, liberal y hoy en el partido de los derechos humanos con la ideología del Nuevo Orden Internacional en cuyo gobierno operan impúdicamente miríada de funcionarios de las fundaciones yanquis libres de impuestos, mientras sus máximos capitostes y su aparato político multiuso, integrantes de una verdadera mafia, fingen izquierdismo nacionalista mientras pagan religiosamente la libra de carne a la usura mundial. Al mismo tiempo siguen los dictados culturales de la Globalidad o sea la destrucción de la cultura.
Una opción superadora: nosotros solos
La realidad que se presenta hoy en día nos dice que esas fueron salidas erróneas, a pesar que existan algunos que continúen entregados a esos fallidos afanes, dejándose usar por los que rodean los restos de lo que fueran las FFAA o tratando formar grupos nacionalistas que luego serán líneas internas del peronismo. Esa misma realidad muestra también que mas allá de la preeminencia de la calidad sobre la cantidad se necesita una masa critica para llegar a tener nuestro propio poder, para existir políticamente hablando y posteriormente para hacer ver claramente que somos una opción de poder. En definitiva tanto para tener nuestro propio poder, para existir políticamente hablando como para ocupar el Estado hace falta gente. Gente preparada políticamente, técnicamente y convencida. La mayor cantidad posible. De nada sirve tener la doctrina si no la conocen los hombres o solo un grupusculo sabe de ella. Para tomar el poder no podríamos fiarnos en una masa de meros empleados o en su caso de mercenarios como hace la partidocracia que reparte cargos entre matones, pintaparedes y funcionarios del progresismo transnacional. Nuestro criterio de manejo político del Estado es diametralmente opuesto a este Estado que esta contra la Nación desde hace mas de un siglo y medio. Se presenta entonces la necesidad, como ya dijimos, de hacer política y difundir nuestro ideario como lo marcáramos en anteriores artículos, trabajando la dimensión horizontal, esa dimensión donde no han realizado cosecha alguna las mafias del aparato organizativo de la partidocracia, donde esa partidocracia es directamente repudiada por diversos motivos. Sea al individuo aislado como a la dirigencia de los cuerpos intermedios. Y sobre esos cuerpos intermedios y núcleos sociales es donde se debe trabajar incansablemente. Llevando a la práctica lo que el nacionalismo siempre predicó. Para esa tarea primordial se debe lograr una estructura sólida con base municipal y en ciertos casos puntuales barrial por diferentes motivos: Primeramente el municipio es la expresión política organizativa primordial, es a su vez donde existe una inmediatez en política, palpable y concreta, es el sitio donde se conocen detalladamente y en el foco los problemas que enfrenta una comunidad determinada, es al mismo tiempo el lugar donde se toma contacto con el hombre de carne y hueso y por ello ese lugar es en definitiva donde finalmente la representación entre gobernante y gobernado se da con el conocimiento entre uno y otro sin intermediación ni discurso mediador de los profesionales en contar la realidad, es donde se pueden ensamblar consensos reales no ficticios ni declamatorios o medidos por encuestas interesadas y falsas. Es el sitio indicado para colocar la semilla que geminara con una organización social propia. Dicha organización desde el vamos deberá ser corporativa para finalmente converger en un gran movimiento político nacionalista. Será como plantar el árbol en tierra donde hunda sus raíces, que consecuentemente nos permitirán iniciar un camino difícil pero no imposible hacia la meta soñada de recuperación de nuestra Patria.
Fuente: La Argentina Posible
No hay comentarios:
Publicar un comentario